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“Hay que apoyar a las madres vulnerables y evitar la transmisión de esa vulnerabilidad a sus hijos e hijas”

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  • Madres solteras, migrantes o sordas se enfrentan a numerosos obstáculos que las sitúan en riesgo de exclusión social.
  • Diversas entidades sociales ofrecen programas de atención a la maternidad en riesgo pero solicitan un mayor apoyo por parte de los poderes públicos.

Muchas mujeres viven situaciones vulnerables cuando se enfrentan a la maternidad. La falta de apoyo en la crianza, la precariedad laboral y económica que afecta especialmente a las mujeres, la dificultad de acceso a información para tomar decisiones libres, la migración, la discapacidad o la falta de integración social son algunos de los factores que dan lugar a maternidades vulnerables.

Sobre todo ello han reflexionado diversas expertas y representantes de entidades sociales en una jornada organizada recientemente por la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF) y la Asociación Salud y Familia, y que ha contado con el apoyo del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y la Obra Social «La Caixa».

“No hay una única manera de ser madre, las maternidades son muy diversas. Pero todas requieren apoyo de los poderes públicos, especialmente aquellas que implican situaciones de especial vulnerabilidad. Debemos apoyar a esas mujeres en su salud, en sus derechos sexuales y reproductivos, en su bienestar y evitar que la vulnerabilidad, la desigualdad social y la pobreza se transmitan a sus hijas e hijos«, manifestó Ascensión Iglesias, presidenta de UNAF.

Por su parte, Elvira Méndez, Directora de la Asociación Salud y Familia, destacó la importancia de la maternidad y defendió la «atención pro-elección» a la maternidad en riesgo: «La maternidad es una de las formas primordiales de mediación humana. Y no es un automatismo biológico, es el efecto de una mujer que da el sí». Por eso, en sus diferentes servicios de apoyo a madres adolescentes, jóvenes y migrantes ayudan a las mujeres a discernir su propia elección y les orientan sobre los recursos disponibles, “desde ayudas públicas a familias, itinerarios formativos y búsqueda de trabajo, a la obtención de la tarjeta sanitaria, contracepción inmediata gratuita o planificación familiar”.

Otras asociaciones pusieron sobre la mesa la vulnerabilidad a la que se enfrentan las madres solteras, sordas o en riesgo de exclusión social. Así, en España existen 1.964.900 de familias monoparentales, de las que el 81% están encabezadas por mujeres.El 65% de esas familias monomarentales sufre dificultades para llegar a fin de mes y solo un 48% tiene empleo. Además, la mitad vive con menos de 600 euros al mes”, expuso Carmen Flores, presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres Solteras. “El acceso a la formación, al empleo y a la vivienda son más complicadas para las madres solteras. Además, sufrimos una discriminación en términos fiscales, ya que se computa entre menos familiares el salario total”.

En el caso de las madres sordas, estas “sufren una doble vulnerabilidad”, según Carmen Blanco, de la Confederación Estatal de Personas Sordas. «Hay que garantizar la plena accesibilidad de las personas sordas y eliminar barreras» y reclamó recursos tecnológicos y profesionales de apoyo a la maternidad, como avisadores visuales o vibratorios para detectar el llanto del bebé y personas mediadoras. Además, reivindicó la heretogeneidad de las madres sordas y el derecho a tomar sus propias decisiones.

“La población con problemas de toxicomanías y alcoholismo, las personas jóvenes y las familias en riesgo de exclusión social también se encuentran entre los grupos más vulnerables ante la maternidad”, explicó Roció Fernández, de la Asociación Bienestar y Desarrollo. “Es fundamental dar apoyo a estas madres, protegiendo la salud física y mental del bebé y disminuyendo o eliminando las situaciones de riesgo a lo largo del embarazo y los tres primeros años de vida”. De ahí que desarrollen el programa ‘Preinfant’ de acompañamiento a la maternidad vulnerable y prevención del maltrato infantil.

Otras madres que viven situaciones vulnerables son las madres migrantes, algunas de ellas con dilemas y conflictos a la hora de ejercer su maternidad por los mandatos culturales de sus lugares de origen, como la práctica de la mutilación genital femenina. «Para ellas es una marca de identidad étnica y un factor crucial para su socialización como mujeres. Pero supone una violación de los derechos humanos y una forma grave de violencia de género. Es necesario apoyarlas en sus procesos de autonomía con información y recursos para facilitar su decisión de abandonar la práctica respecto a sus hijas«, explica Luisa Antolín, responsable del Programa de Prevención de la Mutilación Genital Femenina de UNAF, en referencia a las 17.000 niñas en riesgo en nuestro país.

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Comunicación UNAF

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