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“El mandato patriarcal de la virginidad tiene graves consecuencias sobre la salud de las mujeres en todas las culturas”

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  • El concepto de virginidad es una construcción social, no una realidad médica.
  • Este mandato de género provoca múltiples violencias, desde crímenes de honor a violencia sexual a menores, matrimonios forzados, mutilación genital femenina, intervenciones quirúrgicas o test de virginidad, entre otras.
  • Para acabar con este mandato y sus violencias asociadas son imprescindibles políticas públicas que promuevan la educación afectivo-sexual.
Ponentes y equipo UNAF. Foto: Carlos Bouza, imagenenaccion.org

La Unión de Asociaciones Familiares (UNAF) reunió ayer a 200 activistas y profesionales de la salud, la educación, los servicios sociales y los medios de comunicación para abordar la vulneración de derechos sexuales que provoca el mandato de la virginidad sobre las mujeres y sus consecuencias sobre la salud durante la IV Jornada Culturas, Género y Sexualidades, celebrada en el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.

La virginidad es uno de los mandatos de género centrales del sistema patriarcal para el control y dominio de la sexualidad femenina. Este mandato, presente en todas las culturas del mundo, vulnera los derechos sexuales y tiene graves consecuencias para la salud de las mujeres”, denuncia Norma Bernad, directora de UNAF.

En concreto, el cumplimiento de este mandato conlleva la construcción de sexualidades y relaciones poco sanas que alimentan la cultura de la violación y generan múltiples violencias de género, desde crímenes de honor a violencia sexual a menores, matrimonios forzados, mutilación genital femenina, test de virginidad, intervenciones quirúrgicas de reconstrucción, violencia psicológica, etc.

Asimismo, durante la jornada se puso de manifiesto que el concepto de “virginidad” es una construcción social y no una realidad médica. “La virginidad es una construcción social del sistema patriarcal, que ha considerado la sexualidad femenina algo peligroso de lo que hay que defenderse y que hay que controlar”, explica Charo Altable, terapeuta y experta en coeducación emocional y sexual.

En este sentido, Isabel Serrano, ginecóloga de la Federación de Planificación Familiar Estatal, aclara: “No hay forma de demostrar por el himen si una mujer ha mantenido relaciones sexuales o no”. De ahí que la Organización Mundial de la Salud (OMS) condene los test de virginidad como una “prueba invasiva y degradante que carece de validez científica”. “Los test de virginidad son una forma de discriminación de género, una violación de los derechos fundamentales de las mujeres y un tipo de agresión y violencia sexual”, añade Serrano.

Además, existe todo un mercado en torno a la virginidad, tal como señaló Isabel Menéndez, Doctora en Filosofía y experta en estudios de género, como la cirugía estética para reconstrucciones de himen u otras partes de la anatomía genital femenina. “El cuerpo de la mujer sigue instrumentalizándose. Incluso algunos reality shows han subastado el cuerpo de las mujeres, ofreciendo su himen al mejor postor. Hay un mercado que compra la virginidad de mujeres y niñas”.

El mandato de la virginidad es de por sí una violencia simbólica que genera otro tipo de violencias, según Bárbara Tardón, Doctora en Estudios Interdisciplinares de género y experta en violencia sexual, y apeló a la responsabilidad de los Estados para combatir estas violencias, ya que no lo están haciendo con suficiente diligencia. “No hay políticas públicas ni protocolos que promuevan la necesaria educación afectivo-sexual. Y en España faltan recursos específicos para atender a mujeres víctimas de violencia, especialmente de violencia sexual”.

En Marruecos la exigencia de certificados de virginidad antes del matrimonio sigue siendo habitual. “La mujer es obligada a ir al médico con miembros de su familia y de la de su futuro marido para comprobar esa supuesta virginidad”, relata Soumaya Naamane, Doctora en Sociología y profesora de la Universidad Hassan II de Casablanca. “Además, la noche de bodas se convierte en una violación marital donde el esposo debe actuar violentamente para demostrar su hombría a través de la cantidad de sangrado de la mujer. Esto es una realidad que sigue ocurriendo hoy en día y que hay que denunciar y penalizar”.

Por su parte, Rosalía Vázquez, Presidenta de la Asociación de Mujeres Gitanas Alboreá, apuntó a la educación como una herramienta fundamental para que las mujeres puedan decidir libremente sobre su sexualidad. “Las mujeres gitanas no queremos casarnos a los 15 o los 16 años, queremos formarnos y cambiar las cosas. Hay que adaptar la cultura a los tiempos y que nuestras hijas tengan libertad y ocupen los espacios de decisión”.

En este sentido, UNAF concluye que “la decisión de mantener relaciones sexuales coitales o no y en qué momento es una decisión personal y respetable pero no debe ser una imposición que condicione la libertad de las personas, las exponga a sufrir violencia, ni justifique discursos y conductas con graves consecuencias para la salud física, mental y emocional”. Y recuerda que, según la OMS, “todas las personas tienen derecho a una sexualidad libre de coerción, discriminación y violencia”.

Esta jornada ha formado parte del Programa de Promoción de la Salud Sexual con Población Migrante de UNAF, subvencionado por el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, en cofinanciación con el Fondo de Asilo, Migración e Integración.

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Comunicación UNAF

Para más información o entrevistas, contacta con Raquel Lago, comunicacion@unaf.org.