- Se produce un sentimiento de culpabilidad de hijos e hijas cuando tienen que empezar a tomar decisiones sobre sus progenitores dependientes.
- La comparativa entre Francia y España evidencia las deficiencias de la formación de mediadores y mediadoras en nuestro país.
La Unión de Asociaciones Familiares (UNAF) cumple 25 años como organización pionera y experta en la mediación familiar en España. Con motivo de esta celebración, la organización ha celebrado la jornada “La mediación familiar: nuevos ámbitos de intervención” en la que expertas y expertos han analizado la situación actual y han profundizado en nuevas propuestas de actuación.
UNAF ha contado, entre otros profesionales en mediación, con la experta internacional, Marie Theault, quien ha compartido las claves de la mediación con personas mayores, un ámbito nuevo dentro de la mediación familiar y cada vez más necesario dado el progresivo envejecimiento de la población y el incremento de las situaciones de dependencia.
“En las personas mayores hay a la vez potencialidades y deterioros, lo que produce en ocasiones malentendidos y conflictos”, explica Marie Theault. “Los hijos e hijas tienen sentimientos de culpabilidad cuando tienen que empezar a tomar decisiones sobre sus padres o madres, se produce una inversión de roles, dilemas y además se reactivan rivalidades, preferencias y lugares de cada uno dentro de la familia”.
La toma de decisiones es problemática por la influencia de factores como la salud de la persona mayor o los conflictos de interés ligados a la economía familiar. “La mediación ayuda a la familia en esta fase de transición”, apunta Marie Theault.
Otro de los asuntos destacados fue el análisis de la figura del mediador o mediadora familiar. “La profesión mediadora es la profesión del entendimiento, de una sociedad civilizada y democrática”, señaló Ana María Pérez del Campo, Secretaria General de UNAF y responsable del Servicio de Mediación Familiar de la entidad. “Por ello es necesaria una formación especializada y adecuada, especialmente cuando se trata de mediación familiar”.
Sin embargo, la comparativa entre Francia y España puso en evidencia las deficiencias de la formación en nuestro país. Mientras en Francia existe un Diploma oficial a nivel estatal en Mediación Familiar que comprende 595 horas (490 de teoría y 105 de práctica), la Ley Estatal española tan solo exige 100 horas de formación, “lo que es absolutamente insuficiente”.
“La formación en España es deficitaria en contenidos, con una parte práctica insuficiente o inexistente y en ocasiones impartida por profesorado sin experiencia propia en mediación”, señala María López, psicóloga de la Asociación Encuentraacuerdos.
En ello coincide Manahem Moya, mediador familiar de UNAF: “Nos preocupa la formación que se está ofreciendo en algunas universidades, ya que no cuentan con las necesarias prácticas tuteladas. Además, es fundamental no solo el conocimiento teórico y la práctica sino el trabajo personal que el mediador o mediadora debe hacer consigo mismo para hacer consciente las limitaciones personales y no proyectarlas en el proceso de mediación, lo que llamamos el saber ser”.
En cuanto a la legislación en mediación, Begoña González, mediadora familiar de UNAF, afirmó que “no se hace una apuesta real por la mediación como demuestran la falta de dotación presupuestaria para poner en marcha las leyes o que se supedite el servicio de mediación a un juzgado”. Por otro lado, aclaró que el marco jurídico prohíbe la mediación en casos de violencia y además es incompatible con los principios de la mediación familiar, debido al desequilibrio de poder, el miedo y la coacción existentes.
“Invertir en mediación es invertir en futuro y significará ahorro para los Estados porque genera individuos capaces de gestionar conflictos. Por eso, debería darse a conocer desde las escuelas, los centros de salud, los servicios sociales…”, concluye Carmen Ruiz, psicóloga de la Federación de Mujeres Progresistas.