Madrid, 30 de octubre de 2019. La Unión de Asociaciones Familiares(UNAF) y la Asociación Salud y Familia reclamó ayer un mayor apoyo de las instituciones a las mujeres que se encuentran en situaciones más vulnerables a la hora de afrontar su maternidad, como situaciones de pobreza, discapacidad, maternidad adolescente, migración, falta de apoyo familiar o de la pareja, violencia de género… Esta petición se realizó en el marco de la jornada ‘Maternidades Vulnerables’ celebrada ayer en CaixaForum Madrid con el apoyo del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y de “la Caixa”.
“Cualquier maternidad supone un reto si tenemos en cuenta la falta de igualdad, de corresponsabilidad en el cuidado y las numerosas barreras a las que se enfrentan a diario las mujeres. Pero hay situaciones que dificultan todavía más esa maternidad y ponen en grave riesgo tanto a las mujeres como a sus hijas e hijos”, explicó Amaia Echevarría, directora de UNAF.
De hecho, tal como señaló Soledad Murillo, Secretaria de Estado de Igualdad, la maternidad se convierte en un dilema en muchos casos. Por ello, defendió el enfoque pro-elección como un “enfoque de emancipación”. “Las mujeres necesitan un espacio de interlocución donde tener autonomía para decidir lo que quieren en su vida”. Y recordó que “la igualdad es el rango que sitúa a las mujeres como personas, lo que hace que podamos pensarnos sin coacciones”.
Desde este enfoque trabaja la Asociación Salud y Familia, apoyando la libre elección de las mujeres en torno a la maternidad. Su directora, Elvira Méndez, recordó que «la maternidad no es un automatismo biológico sino es el efecto de una mujer que da el sí». Por eso, a través de sus diferentes programas,la entidad ofrece a las mujeres atención y acompañamiento durante la crisis que supone un embarazo no deseado, acceso a servicios sanitarios a mujeres embarazadas en riesgo de exclusión social, y de contracepción inmediata de larga duración, entre otros.
Pero la vulnerabilidad puede producirse no solo en el momento del nacimiento, sino durante la crianza y a lo largo de todo el ciclo de vida. Un ejemplo es la adolescencia, que muchos padres y madres no saben cómo afrontar. “Muchas familias están atascadas en esta fase del ciclo vital porque lo que antes funcionaba con sus hijos o hijas ahora ya no funciona. A través de la mediación les ayudamos a generar ambientes validantes y a alejarse de patrones educativos rígidos para que puedan adaptarse a las necesidades y singularidades de sus hijos e hijas”, explicó Gregorio Gullón, responsable del Servicio de Mediación para Familias con hijos e hijas adolescentes de UNAF.
La vulnerabilidad también está presente en las madres sordas. “Las barreras comunicativas y la desigualdad de las mujeres sordas en la sociedad – por la infravaloración de sus capacidades – las sitúan en mayor riesgo de exclusión social y tienen consecuencias psicológicas negativas”, señaló Laura Hernando, psicóloga de la Confederación Estatal de Personas Sordas, quien exigió recursos tecnológicos y profesionales de apoyo, como intérpretes de lengua de signos y profesionales de la mediación.
Carmen Flores, Presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres Solteras, destacó que cerca de 2 millones de familias en España sonmonoparentales,de las cuales el 83% están encabezadas por mujeres. “El 43% de las familias monomarentales no tiene trabajo y la mitad de ellas vive con menos de 600 euros al mes”. Por ello, desde su entidad ofrecen servicios de atención a necesidades básicas, de orientación socio-laboral, formación, vivienda, conciliación, ocio, participación… al tiempo que solicitan una Ley de familias monoparentales para atender sus necesidades específicas.
Por su parte, Arantxa Díez, Coordinadora del Programa Preinfant Madrid de la Asociación Bienestar y Desarrollo, presentó este programa de acompañamiento a la maternidad vulnerable desde la etapa prenatal y durante los tres primeros años de vida. “Los objetivos son potenciar las competencias marentales, incorporando o recuperando las habilidades necesarias para una crianza sana, responsable y segura; potenciar un vínculo de apego seguro entre madre y bebé; e impulsar la autonomía de la madre rompiendo el círculo de aislamiento y promoviendo una red de apoyo segura”.