La Unión de Asociaciones Familiares (UNAF) celebró el 15 de junio el taller online «Escenarios y consecuencias del trauma racial en las familias», especialmente dirigido a familias de diferentes orígenes culturales y dinamizado por Paola Hurtado, psicóloga especializada en el acompañamiento a personas en trauma racial y duelo migratorio.
El trauma racial es «un estrés traumático basado en la raza y se refiere al daño mental y emocional causado por encuentros con prejuicios raciales y discriminación étnica, racismo y crímenes de odio». Paola Hurtado aclaró que no todas las experiencias racistas conducen al trauma, ya que para que este se produzca debe implicar una experiencia de peligro, ya sea violencia física, amenaza de daño o interacciones vergonzosas. Y señaló que también existe el «trauma indirecto», que se produce cuando la persona ve cómo se maltrata o violenta a otra, ya que «las personas que sufrimos experiencias cercanas al trauma reavivamos estas experiencias propias pasadas».
Asimismo, la psicóloga explicó que el trauma racial es un «trauma complejo» ya que, a diferencia de un trauma causado por un acontecimiento que acaba, el trauma racial abarca múltiples experiencias que se van produciendo a lo largo de la vida y que la persona no deja de vivir, puesto que el racismo no finaliza y supone una exposición prolongada a eventos estresantes.
En este sentido, el trauma racial, como trauma complejo, presenta un conjunto de sintomatologías relacionadas con varios trastornos: hipervigilancia, ansiedad, hiperexcitación (en forma de manías), hipoexcitación (anhedonia), baja autoestima, sensación de indefensión, vergüenza crónica, dolor físico, enfermedad cardiovascular, hipertensión, complicaciones respiratorias, problemas digestivos, trastornos de alimentación, diabetes tipo 2, problemas en el sistema inmunitario… Paola Hurtado apunta incluso a una correlación entre el trauma racial y trastornos del espectro esquizofrénico. Y señala que «cuanto más temprana sea la edad de inicio de las experiencias estresantes racistas, más cronicidad en los síntomas del trauma». Además, hay que tener en cuenta que dentro del racismo hay categorías. «No es lo mismo la chinofobia que la negrofobia. Y cuanto más oscura sea una persona más rechazo social existe».
Ante esto, la experta sostiene que lo más efectivo es fortalecer la identidad racial, ya que actúa como un factor de protección ante los síntomas del trauma racial. «Las personas racializadas no tenemos el espacio para definirnos porque el entorno del estado español suele ser mayoritariamente blanco y para formar la identidad es importante tener un entorno en el que referenciarte». Por eso, para construir una identidad racial fuerte y saludable recomienda participar en organizaciones de personas mayoritariamente racializadas, libros, audiovisuales, terapia y lograr un entorno amoroso y racializado. En el caso de las criaturas, aconseja la escucha activa, la observación y «darles un espacio para que digan lo que piensan y sienten, y promover la participación en asociaciones y comunidades racializadas».
En segundo lugar, Paola Hurtado considera que para abordar el trauma racial, dado que hay miles de personas en España expuestas a un estrés altísimo por su condición racial, hay que poner el foco en lo colectivo e impulsar políticas públicas que favorezcan la detección precoz y un abordaje desde la sanidad, además de incorporar el antirracismo a las instituciones y abrir espacios de escucha, favoreciendo la confianza, para que sean las personas racializadas las que sean capaces de expresar sus necesidades.
Por último, apuntó a la implementación de herramientas para el apoyo emocional de las comunidades afectadas por el trauma racial, empezando por el reconocimiento de su impacto, y siguiendo con comentar las experiencias racistas a personas de confianza y buscar apoyo, abrir espacios de autocuidado (mediante la participación en actividades placenteras), el empoderamiento y la resiliencia a través del activismo, y la petición de ayuda profesional cuando sea necesario.