La mediación intercultural es clave para garantizar los derechos de todas las personas en diferentes ámbitos como la salud mental, el medio rural y la protección internacional. Así quedó patente en el IV Congreso Estatal de Mediación Intercultural: “Herramientas transformadoras en diferentes contextos” de la Unión de Asociaciones Familiares celebrado esta semana, un encuentro que reunió a profesionales, mediadoras, entidades sociales y personas expertas de todo el territorio estatal para compartir iniciativas y analizar próximos retos.
“La mediación intercultural es mucho más que traducir. Es ver y comprender más allá de las palabras, es significar y contextualizar claves culturales para tender puentes, crear confianza y garantizar el acceso a derechos sin barreras”, explicaban desde UNAF.
Desde este objetivo común, la mediación intercultural se convierte en una herramienta eficaz en diferentes contextos, como el de la salud mental, donde se hace imprescindible una atención centrada en la escucha, la comprensión y el acompañamiento desde una perspectiva intercultural, interseccional y de género.
Así, el establecimiento de equipos de mediación intercultural en los recursos de salud mental, su capacitación especializada y el trabajo interdisciplinar con profesionales de este ámbito permite garantizar el acceso a este derecho en igualdad de condiciones, tal como señaló Silviya Damyanova, intérprete y profesora de la Universidad de Alcalá.
La mediación intercultural juega también un importante papel en el medio rural, contribuyendo a la cohesión social y al acceso a derechos. “La mediación intercultural en el medio rural permite que los servicios lleguen donde antes no llegaban, y que las mujeres migrantes participen activamente de su comunidad, ya que acerca realidades, genera confianza y evita el aislamiento”, explicó María Trinidad Navarro, vicepresidenta de FADEMUR.
No obstante, la mediación en zonas rurales enfrenta retos específicos por la combinación de aislamiento geográfico, pluralidad cultural, escasez de recursos y barreras institucionales. “Para ser efectiva debe ir más allá de la traducción”, aseguró Adel Baba El Mokhtari, presidente de CODENAF.
Asimismo, la mediación intercultural es un recurso clave en la protección internacional, ya que “garantiza que las personas que buscan asilo no solo sean escuchadas sino comprendidas, porque cada historia requiere empatía, tiempo y contexto”, afirmó Ouafaa Bouachra, referente estatal de Trabajo Social de Fundación CEAIM.Una cuestión especialmente importante con personas que llegan en situaciones de violencia y vulnerabilidad extrema.
Otras experiencias positivas de mediación intercultural son las de Fundación Aspacia, el Hospital de Mataró, ACAMEI o la de UNAF, especializada en atención psicológica en salud sexual y reproductiva y violencias de género, con más de 1.700 acompañamientos: “El acompañamiento intercultural permite devolver la palabra, generar confianza y crear espacios seguros donde las mujeres puedan sanar desde sus propias claves culturales”, destacó Nishat Rahman, mediadora de UNAF.
Estas experiencias evidenciaron que la mediación intercultural no solo facilita la comunicación entre culturas, sino que mejora la atención sanitaria y psicosocial, humaniza los servicios y genera un vínculo de confianza entre profesionales y personas usuarias, fortaleciendo tanto la respuesta institucional como el tejido comunitario.
Por ello, UNAF reafirma su apuesta y reivindicación por consolidar la mediación intercultural especializada como una herramienta estratégica en las políticas públicas, capaz de generar transformaciones reales en la convivencia y la garantía de derechos en una sociedad diversa.


