Día Internacional Tolerancia Cero a la Mutilación Genital Femenina
- UNAF ha reunido a líderes y activistas de todo el mundo para intercambiar estrategias que permitan avanzar de forma eficaz en la erradicación
- La práctica afecta a 200 millones de mujeres y niñas en 30 países, no solo de África sino de todos los continentes
- Las etnias y comunidades que la practican han de ser las protagonistas del cambio para lograr que este sea duradero
La mutilación genital femenina es una práctica reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos y que afecta a 200 millones de mujeres y niñas, no solo en países de África sino también en algunos países de Asia como Indonesia, Malasia, Pakistán o la India, o en América Latina, en comunidades de América Central, sur de Brasil y Colombia. A ello se suman, como consecuencia de los flujos migratorios, América del Norte, Oceanía y Europa, donde se estima que 500.000 mujeres y niñas han sido mutiladas.
«Este es un problema global que debemos abordar entre todas y todos, mediante la transferencia de conocimiento, la sensibilización y el intercambio de buenas prácticas entre países que ya están trabajando en la prevención. Es fundamental compartir estrategias, ver qué está funcionando a nivel local y aprender de ello para conseguir ser más eficaces. Solo si potenciamos el trabajo local comunitario y la coordinación entre actores lograremos acabar con la mutilación», afirma Ascensión Iglesias, presidenta de la Unión de Asociaciones Familiares durante las VI Jornadas Internacionales contra la Mutilación Genital Femenina: ‘Comunidades protagonistas del cambio. Aprendizajes desde lo local’, organizadas por esta entidad con el apoyo del Ministerio de Empleo y Seguridad Social y la colaboración del Ayuntamiento de Madrid.
Una de las estrategias fundamentales es la sensibilización para empoderar a las comunidades y que sean protagonistas de su cambio. Un ejemplo a nivel mundial es la metodología Community Capacity Enhancement through Community Conversation (o Mejora de la Capacidad de la Comunidad a través de Conversación Comunitaria), diseñada por KMG Etiopía e implementada por el gobierno etíope a nivel nacional a través de esta entidad, que actuó como co-coordinadora y formadora durante su lanzamiento. «Esta es una metodología que implica a la comunidad y que enlaza el trabajo de sensibilización con las necesidades de la vida diaria de la comunidad y al ritmo que esta va marcando. El abordaje debe ser integral y estar conectado con sus preocupaciones. Solo así conseguimos la participación y podremos generar un cambio que sea sostenible», explica su fundadora y directora Bogaletch Gebre.
Otro ejemplo de labor de sensibilización es la que está desarrollando la Organización Nacional de Indígenas de Colombia (ONIC) con la comunidad emberá, tras detectar que la mutilación genital femenina es una práctica extendida entre sus 250.000 miembros, si bien no se conoce la cifra exacta de mujeres y niñas afectadas. Patricia Tobón, asesora de la ONIC y miembro de la comunidad de juristas indígenas Akubadaura, asegura que «el cambio ha de venir desde dentro, así que lo que hacemos en nuestros talleres y reuniones con la comunidad no es imponer ni confrontar sino explicar el daño sobre las mujeres y las niñas, hacer ver la violencia que supone esta práctica y dialogar, incluyendo siempre a los líderes comunitarios».
La educación es otro pilar esencial para profundizar en el conocimiento sobre la mutilación genital femenina y combatirla con las herramientas adecuadas. Así lo entiende Elisabeth Wilson, Directora de la Alianza Global contra la Mutilación Genital Femenina, cuya labor se basa en el poder de la cultura, la música y las artes para la tarea de sensibilización y en los proyectos educativos que contribuyan a la aceleración del abandono de la práctica. Uno de estos proyectos es la creación de la primera Cátedra Universitaria sobre Mutilación Genital Femenina y otras Tradiciones Dañinas, bajo la colaboración de universidades africanas, europeas y americanas: «Casi todas las organizaciones que trabajan en esta problemática se quejan de la falta de datos científicos fiables y actualizados. Por ello el objetivo sería desarrollar herramientas de evaluación para los proyectos en terreno, optimizar las estrategias para acabar con la mutilación y para garantizar el cuidado de las mujeres y las niñas que ya la han sufrido».
Un tercer pilar en la lucha contra la mutilación genital femenina es el trabajo en red entre todos los agentes sociales. Una iniciativa en este sentido es la de la Red Europea contra la Mutilación Genital Femenina (End FGM Network), que fomenta la acción integral y coordinada entre los responsables en la toma de decisiones para acabar con la mutilación y otras formas de violencia contra las mujeres y las niñas.
En España son cada vez más las iniciativas este ámbito, como la de UNAF, que desde 2011 desarrolla un Programa de Prevención e Intervención ante la Mutilación Genital Femenina, con el apoyo del Ministerio de Empleo y Seguridad Social a través del Fondo de Asilo, Migración e Integración. En este programa UNAF ofrece talleres de sensibilización a población migrante y cursos de formación a profesionales de los diferentes ámbitos (educativo, sanitario, jurídico, social, cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, etc.). Además realiza una labor constante de sensibilización, incidencia y asesoramiento en iniciativas legislativas y políticas.
A ello se suman otras iniciativas como ciudades que se dotan de protocolos de actuación – Girona, Murcia, Bilbao o Alcalá de Henares -, y otros proyectos como los de la Fundación Wassu-UAB, EQUIS-MGF, Valentes i Acompanyadas o Médicos del Mundo.