Con motivo del 15 de mayo, Día Internacional de las Familias, la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF) pide a los poderes públicos aumentar el apoyo a las familias para luchar contra la pobreza infantil y garantizar la igualdad de oportunidades de las generaciones futuras en nuestro país.
Según la última Encuesta de Condiciones de Vida del INE, publicada en febrero de este año, el 20,2 % de la población española, es decir, unos 9,7 millones de personas, está en riesgo de pobreza. La cifra aumenta si nos detenemos en el grupo de edad de menores de 18 años. Unos 2,3 millones de niños, niñas y adolescentes, es decir, el 28,9%, está en riesgo de pobreza, lo que supone un 1,1 % más respecto a 2022.
Tal como señala el Avance de Resultados del Informe Anual ‘Estado de la Pobreza’ de EAPN a raíz de estos datos, la peor parte se la llevan las familias con menores, a quienes afecta muy duramente el incremento del coste de la vida. Y especialmente preocupante es la situación de las familias monoparentales, donde más de la mitad (52,7%) está en riesgo de pobreza o exclusión social.
En este contexto, la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF) pide a las diferentes Administraciones aumentar el apoyo a las familias, y de manera especial, a las familias con menores a cargo a través de políticas públicas y recursos que las protejan y garanticen la igualdad de oportunidades de niños, niñas y adolescentes: “Debemos evitar la transmisión intergeneracional de la pobreza ampliando las medidas y aumentando su alcance. No nos podemos permitir que casi un tercio de nuestros niños, niñas y jóvenes carezcan de los recursos necesarios para poder desarrollarse adecuadamente, vivir de manera digna y alcanzar todo su potencial”, asegura Ascensión Iglesias, presidenta de UNAF.
Aunque UNAF reconoce los avances que supone la recién aprobada Ley de Familias en el reconocimiento de derechos de la diversidad familiar, en ayudas como la de la crianza y en materia de conciliación, considera que hay que incrementar las prestaciones y ayudas económicas a las familias más vulnerables y ampliar la cobertura.
Un ejemplo son los permisos de maternidad y paternidad, que dejan fuera al 33,6% de madres y al 26,6% de padres al no estar trabajando, ni cobrando la prestación de desempleo o en algún empleo sumergido. Otro ejemplo es el permiso de ocho semanas sin remunerar para el cuidado de hijos e hijas menores de 8 años, que UNAF considera que debería extenderse dado que ese cuidado es necesario hasta la adolescencia. Del mismo modo, las becas de comedor deberían ampliarse hasta esta etapa para garantizar una alimentación equilibrada y saludable, ya que suponen un importante apoyo a las economías de muchas familias vulnerables. Según datos de Eurostat de 2019, el porcentaje más alto de riesgo de pobreza y exclusión social entre menores correspondió al grupo de 12 a 17 años, alcanzando el 34,1%, casi seis puntos porcentuales más que la media europea (UE-28: 27,8%).
Por otro lado, es fundamental continuar ampliando las ayudas y medidas atendiendo a las necesidades específicas de los diferentes tipos de familia, como duplicar los permisos por nacimiento y cuidado de las familias monoparentales.
Asimismo, UNAF considera necesario ofrecer más recursos y servicios de apoyo a las familias, con especial foco en las más vulnerables y en aquellas que atraviesan crisis familiares. “Apoyar en estos momentos de crisis puede marcar la diferencia y evitar que deriven en situaciones de pobreza, exclusión social, falta de acceso a derechos fundamentales, discriminación o violencia”.
Por ello, UNAF ofrece servicios de apoyo e información a las familias en diferentes situaciones de vulnerabilidad como una separación o un divorcio, conflictos en familias con adolescentes o familias reconstituidas. La resolución de conflictos en centros educativos, la sensibilización en diversidad familiar y la prevención de conductas de riesgo en niños, niñas y adolescentes, como el consumo de drogas o las conductas violentas, son otros de los servicios con los que la entidad presta este apoyo. A esto se suma la sensibilización en salud sexual y reproductiva a mujeres de diferentes orígenes culturales, la mediación intercultural para facilitar el acceso a recursos y la atención a diferentes formas de violencia de género como la mutilación genital femenina.
