Como ya vimos en un post anterior, la masturbación es una práctica aconsejable, tanto para los hombres como para las mujeres, y unos y otras la practican.
Sin embargo, sobre la masturbación femenina se habla tan poco que incluso puede parecer que no existe y, cuando se habla de ella, se hace de una manera negativa, como si esta práctica sexual solo fuera tolerable y positiva para los hombres. De hecho, que las mujeres se miren o toquen sus genitales se considera inapropiado, hasta el punto de que muchas mujeres nunca han visto sus genitales, aun cuando practiquen sexo.
Sin embargo, es importante que las mujeres conozcan sus genitales, que los observen y que, a través de la masturbación, identifiquen sus gustos, sus zonas de placer (llamadas zonas erógenas) porque, además de disfrutar por ellas mismas, podrán compartirlo con su pareja e intensificar y mejorar la relación.
Por ejemplo, las fantasías sexuales ayudan a conseguir placer y, sin embargo, al igual que la masturbación, las fantasías sexuales son toleradas y aceptadas en el caso de los hombres y no tanto en el de las mujeres.Sin embargo, son importantes para el auto conocimiento de la sexualidad.
La mujer puede aprender a imaginar escenas eróticas o recordar las que ha experimentado o visto en el cine, o vivido a través de la literatura, o simplemente dar rienda suelta a su fantasía e idear situaciones agradables de imaginar, aunque no lleguen a suceder nunca. Cuando la mujer aprende a fantasear con su erotismo y se ha familiarizado con sus genitales, puede conjugar ambas cosas.
Para aquellas mujeres que no lo hayan experimentado, proponemos unas pautas:
– En un lugar íntimo y donde la mujer sepa que no la van a molestar, puede comenzar acariciando cada parte de su cuerpo, lentamente, concentrándose en las sensaciones agradables de la mano sobre la piel.
– Después, la mujer puede pasar a acariciar los genitales suavemente, mientras piensa en algo erótico y, sin prisa, explorar sus sensaciones con distintos movimientos y ritmos.
– Poco a poco, las caricias se pueden centrar en el clítoris para aumentar la excitación y llegar al orgasmo.
Como todo aprendizaje, el conocimiento del propio cuerpo también requiere práctica y paciencia.
¿Empezamos?