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¿Por qué tengo yo que pagar esto? Ideas para resolver los conflictos económicos en las familias reconstituidas

Septiembre suele ser un mes muy intenso para todas las familias, con la vuelta al cole y a la “normalidad” tras el verano. Muchas cosas que preparar, organizar y también muchos gastos que afrontar, la mayoría esperados y algunos imprevistos y extraordinarios.

El tema económico es un asunto importante en todas las familias pero en las familias reconstituidas es un asunto a abordar de manera explícita por sus características diferentes. Lamentablemente, no se suele hacer por diferentes motivos y eso genera a veces malos entendidos que pueden convertir situaciones normales en una fuente de conflicto o malestar innecesario y potencialmente perjudicial.

En este post te explicamos qué hay detrás de los errores que solemos cometer y cuál es la manera más adecuada para hacerlo.money-2724248_640El error de reproducir el modelo de familia nuclear y los roles de género tradicionales

La falta de identificación con el modelo relacional específico de las familias reconstituidas lleva muchas veces a sus miembros a intentar reproducir los roles y dinámicas de la familia nuclear, lo cual está en la base de muchos de los conflictos que se producen en el seno de estas familias.

Por ejemplo, respecto al tema económico, suele existir la idea generalizada de que “ahora que somos una familia los gastos son compartidos” y no siempre las dos personas están de acuerdo con este planteamiento. El problema surge de asociar automáticamente “familia” con “familia nuclear” donde la economía es compartida y, desde esta creencia, no se plantea la posibilidad de hablarlo y llegar a los acuerdos específicos que necesita una realidad y un modelo relacional diferente.

Por otro lado, en nuestras intervenciones con familias reconstituidas también observamos que muchas veces la reestructuración de las funciones de sus miembros se hace automáticamente según el género, reproduciendo de nuevo el modelo de familia tradicional en el que la mujer es la proveedora afectiva y responsable de las tareas domésticas y el hombre el sujeto normativo y proveedor económico.

Esto es un error de base porque en las familias reconstituidas el punto de partida es que son los progenitores los que se deben ocupar principalmente de sus hijos e hijas, en lo afectivo, en lo normativo y, por tanto, también en lo económico. Una vez que se modifica esta creencia, se pueden tener las conversaciones para llegar a los acuerdos que mejor se adapten a cada situación y familia.

Siguiendo con el ejemplo de la economía, se trataría de cambiar la creencia inicial de “ahora que somos una familia todos los gastos son compartidos” por “cada miembro de la pareja se ocupa económicamente de sus hijos e hijas y, a partir de aquí, vamos a hablar de cómo distribuimos las funciones para hacer viable nuestro modelo particular de familia reconstituida”. Quizás se llegue a la misma conclusión, pero la gran diferencia es que se hace desde el diálogo, la consciencia, la libertad y la equidad.

Problemas habituales e ideas para gestionarlos

En nuestra intervención con familias reconstituidas hemos observado que la vuelta al cole suele ser un momento en el que habitualmente surgen estas situaciones por el aumento de gastos “extraordinarios” (libros, ropa, dentistas, etc.)

Una situación frecuente es que la mujer que aporta a la pareja hijos o hijas de una relación anterior se encuentre en una situación de dificultad económica porque su ex-pareja no paga la pensión o los gastos extraordinarios, a lo que se suma que ella no tiene empleo por estar ocupándose de las tareas del hogar. En estas situaciones, se suele dar por hecho que sea el hombre quien asuma esos gastos porque tiene más capacidad económica.

Ahí comienza un malestar silenciado por ambas partes. Al hombre le suele surgir el pensamiento de “por qué tengo yo que afrontar estos gastos cuando su padre biológico no lo hace” pero no lo llega a expresar y poner encima de la mesa porque resulta incómodo debido a la presión que ejercen los roles de género y el ideal de familia nuclear. A su vez, ella se siente “atrapada” entre dos peticiones imposibles de cumplir a la vez: las responsabilidades de cuidado, hogar, etc. y las económicas. Pero, de nuevo, el automatismo de cumplir con los roles de género y el modelo de familiar nuclear dificultan hablar de ello abiertamente.

playmobil-451203_1280Ante esta situación, la intervención profesional con estas familias trata de generar consciencia sobre las creencias desde las que se están organizando las dinámicas familiares y produciendo los conflictos. Y, de esta manera, replantear la situación para superar los roles de género y el modelo de familia tradicional y adaptarse a los propios de las familias reconstituidas y a una situación de igualdad.

En realidad, debemos partir de la idea de que los responsables de los gastos son los progenitores y, desde esa creencia, facilitar la búsqueda del acuerdo que mejor se adapte a la situación pero desde la elección, no desde la “obligatoriedad”. Esa es la clave de estas conversaciones, elegir con libertad y rompiendo con los mandatos de otros modelos diferentes.

Aplicándolo al ejemplo anterior, el hombre puede plantear “haciéndome cargo de la situación y para la viabilidad de nuestro proyecto en común, decido que mi dinero vaya para tus hijos/as, quedando claro que no es mi obligación, que lo elijo yo”. O se pueden replantear la distribución de funciones, llegando a una solución que libere a la mujer de ese nivel de carga sobre los cuidados y lo redistribuya entre ambas partes, facilitando así su independencia y mayor capacidad económica.

De esta manera, se reducen el malestar y los conflictos y se fortalece el vínculo al haber llegado a soluciones adaptadas al modelo de familia reconstituida y a las necesidades reales de sus partes desde la libertad y la responsabilidad.

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UNAF

Equipo multidisciplinar de profesionales expertas y expertos en diferentes áreas de conocimiento de UNAF.

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