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“Aprender a comunicarse de nuevo”, el primer reto de la mediación entre padres/madres e hijos/as adolescentes

La mejor herramienta que tienen los padres y madres para educar a sus hijos/as es la relación con ellos/as. Porque sólo se puede cuidar, guiar y orientar cuando hay comunicación.

Por lo tanto, aprender a comunicarse de nuevo es, en muchas ocasiones, el primer reto que tienen que alcanzar las familias que acuden a la Mediación.

manos_cuadradoA continuación, Gregorio Gullón, el mediador de UNAF especializado en este ámbito, comparte algunas de las claves de intervención y acompañamiento que han aprendido a lo largo de los más de ocho años de experiencia, en los que el Servicio ha trabajado con más de 400 familias, con una elevada tasa de adhesión y resultados muy positivos, aumentando la demanda año tras año.

La resolución del conflicto es responsabilidad de todos/as

La mayoría de las familias que acuden al “Servicio de Mediación para Padres, Madres e hijos e hijas adolescentes de UNAF”, lo hacen con una demanda específica: que modifiquemos determinadas conductas de sus hijos/as adolescentes.  Reducen toda la problemática de la familia a dicho comportamiento, colocando el “foco culpabilizador” sobre el/la adolescente.

Pero ver al adolescente como el/la único/a responsable de lo que está sucediendo y, por tanto, de la solución mediante un cambio unilateral por su parte, no solo no propicia una solución, sino que va a generar un estancamiento.

Todo intento de cambio demanda una visión relacional, que conecte la conducta de la persona adolescente con la de sus progenitores y su entorno. El conflicto nace en la relación, en la interacción, y, por lo tanto, la responsabilidad del cambio corresponde a toda la familia.

El/la mediador/a trata de ampliar ese foco para que ilumine a toda la familia. Y no se trata de un foco “culpabilizador” sino un foco “responsabilizador”, que alumbre al conjunto, para que la familia pueda comprender y entender qué está sucediendo.

Esto implica que citemos no sólo al o la adolescente y sus progenitoras, sino a todo el grupo familiar, desde hermanos/as a otros familiares convivientes, como abuelos o abuelas.

Protagonistas en la búsqueda de soluciones propias y conjuntas

Los padres, madres, hijas e hijos son los verdaderos expertos de su conflicto, son los protagonistas.

 En el Servicio de Mediación, hemos comprobado continuamente que ellos tienen los recursos necesarios para el cambio así que flaco favor les haríamos si nos limitáramos a decirles qué tienen que hacer y qué no hacer, sin tener en cuenta todas las emociones que hay detrás.

Así, el proceso de mediación legitima su pasado, su historia familiar y a ellos como protagonistas y personas capaces. Les ayudamos a legitimar la adolescencia de su hijo o hija y a sentirse legitimados en su rol parental por él o ella.

A  lo largo de las sesiones, les ayudamos a entender la Singularidad de cada miembro de la familia, así como sus necesidades, que serán diferentes en cada uno de ellos. Y también les empoderamos con Herramientas para la resolución conjunta de sus problemas.

Empoderar a los padres/madres frente al sentimiento de culpa e impotencia

tiposconversacionCuando una familia acude al Servicio de Mediación, es frecuente encontrarse a unos  progenitorescon sentimientos de fracaso o de culpa por no haber actuado correctamente, con miedo ante el futuro de sus hijos/as y con sentimientos de decepción y de impotencia.

Detrás de los conflictos hay Confusión. Padres y madres confundidos, que dudan si están haciendo lo correcto o no. Están cansados y superados y eso les conduce a veces a querer delegar sus funciones parentales en los/las profesionales. Expresiones como “yo ya no sé qué hacer con él. Lo he intentado todo, pero nada funciona” son frecuentes e implican una petición activa para que otros se hagan cargo y tomen las riendas de la situación.

Pero esa no es la solución. A través de la Mediación, favorecemos que las familias con adolescentes puedan salir de esa confusión y ambigüedad.

Por ejemplo, potenciando los elementos positivos, las capacidades y competencias de cada miembro del sistema. Progenitores y adolescentes no son incompetentes siempre y en todo momento. Podemos preguntar, por ejemplo, qué cosas hacen bien unos y otros cuando la relación funciona, e indagar esos momentos de capacidad y poder.

Confianza frente a la inseguridad y deseo de perfección en la educación

En otras ocasiones, los padres y madres que acuden al servicio de mediación nos comentan que los chicos y las chicas de ahora “no son como eran ellos/as”. En esas ocasiones, no podemos evitar pensar que también nosotros somos diferentes a nuestros padres y madres. Pero eso no debería ser un problema. Ellos tenían menos información pero, a cambio, quizás tenían más certezas a la hora de educarnos. Y esa seguridad y tranquilidad eran lo que nos transmitían.

El querer ser unos padres y madres perfectos y “producir” hijos/as perfectos solo nos genera ansiedad e inseguridad, y eso será lo que transmitiremos. Y percibirnos angustiados, asustados o rendidos propicia una desregulación emocional en el/la adolescente que aumenta la confusión y la sensación de desorden.

Ante las dificultades, el/la adolescente debe de encontrarse siempre con una persona adulta un entorno que sea lo más consistente y sólido posible. No nos podemos permitir la “rendición” de los progenitores. Los y las profesionales, por muy buenos que seamos, no podremos ni debemos nunca sustituirles.

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UNAF

Equipo multidisciplinar de profesionales expertas y expertos en diferentes áreas de conocimiento de UNAF.

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