El conflicto en los centros educativos forma parte de la cotidianidad, de ese día a día en las aulas tanto entre el alumnado como entre este y el profesorado. Debemos entender este conflicto como una oportunidad de mejora para todas las partes implicadas; una posibilidad formativa y creativa de resolver problemas que contribuya a enriquecer las interacciones sociales y la satisfacción en el ámbito académico.
Desde UNAF llevamos más de 10 años trabajando con centros escolares, y muy estrechamente con su personal educativo, tratando de favorecer una convivencia respetuosa entre todos los agentes implicados. Desde esta experiencia os queremos aportar una serie de estrategias básicas que pueden facilitar el trabajo en el aula y prevenir situaciones conflictivas. Estas propuestas se concretan en:
- Establecer límites y normas de convivencia claras, pocas, concretas y formuladas en positivo (lo que se debe hacer) desde el comienzo del curso junto con las consecuencias displacenteras que implicaría su no cumplimiento. Para algunas normas menos primordiales será conveniente que el alumnado participe activamente en su desarrollo e implementación, como pueden ser algunos aspectos de la organización de la clase, ya que esto facilitará la asunción y responsabilidad de las mismas.
- Desarrollar una actitud empática con el alumnado. Tratar de comprender sus actitudes, conductas y opiniones a través del conocimiento de sus circunstancias personales y familiares, sus roles desempeñados, sus preocupaciones, sus capacidades, etc.
- Impulsar el conocimiento mutuo entre el alumnado tanto desde el espectro emocional, cognitivo como conductual desarrollando actividades que lo permitan y favoreciendo la asunción de la diversidad humana.
- Fomentar la comunicación asertiva entre los/as escolares y con el/la docente basada en el respeto mutuo, la escucha activa, la negociación cooperativa y el acuerdo puesto que dicha comunicación les permitirá establecer relaciones positivas con los/as demás y reducir significativamente los conflictos.
- Adaptarse a las características de cada grupo-clase. Sabemos que las dinámicas de relación y las particularidades individuales configuran grupos muy distintos aun siendo de la misma edad, curso escolar o contexto social. Resulta especialmente significativo ajustarse a estas particularidades para poder dotar al alumnado de los recursos personales y sociales necesarios para enfrentarse a los conflictos con mejores garantías de éxito.
- Favorecer la toma de decisiones grupales en la dinámica escolar con el objeto de desarrollar la responsabilidad y la autonomía, en definitiva, la madurez del alumnado. En lo que respecta a la resolución de conflictos, la toma de decisiones facilita la intervención por parte de los/as escolares implicados/as en la resolución autónoma de los mismos, sin la ayuda de un tercero adulto.
- Ante la manifestación del algún conflicto, y siempre que la valoración por parte del profesorado así lo determine teniendo en cuenta el estado emocional de los/as implicados/as y sus capacidades negociadoras y de escucha, sería conveniente involucrar a los protagonistas del conflicto para que expongan sus argumentaciones y planteen alternativas de solución.
- Convertirse en mediador/a de conflictos escolares. El profesorado puede asumir el rol de mediador o mediadora, entendido como esa tercera persona que interviene en la facilitación de la comunicación entre las partes, con neutralidad e imparcialidad, cuando se valore que el alumnado implicado no puede solventar los conflictos surgidos con éxito.
- Ser consciente de que se es un modelo de referencia. Mantener una conducta controlada, mensajes coherentes con las actuaciones y una competencia personal y social asertiva son aspectos pedagógicos fundamentales, especialmente en la resolución de los conflictos.
- Mantener un contacto regular con las familias con el fin de implicarlas en el proceso educativo, de disponer de un conocimiento preciso de las circunstancias que rodean al /la menor y sus posibles cambios y de caminar en la misma línea de abordaje desde ambos contextos.
Susana Piedra, psicóloga y técnica de sensibilización en mediación escolar e intergeneracional