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Ana María Pérez del Campo llama a acabar con la transmisión generacional de la violencia de género

«Nadie nace violento, la violencia se aprende». Este fue el punto de partida con el que Ana María Pérez del Campo, presidenta de la Federación Nacional de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas (FNAMSD) y referente en la lucha contra la violencia de género en nuestro país, abrió su intervención en el webinar La transmisión generacional de la violencia, organizado por UNAF el 24 de marzo, dentro de un Ciclo de intercambio para compartir el conocimiento de sus entidades con la ciudadanía.

Ana María Pérez del Campo señaló que para evitar la transmisión de la violencia es necesario actuar sobre el origen de la misma, que se sitúa en un reparto desigual del poder. «Lo que se trasmite es el sistema de valores subsistente bajo la influencia del patriarcado que determina y acentúa la diferencia de los roles sociales dando la superioridad de las funciones masculinas sobre las de la mujer». Y apeló a la racionalidad frente a la «animalidad» para acabar con la violencia: «Convencer no es vencer, no es imponer».

La presidenta de FNAMSD recordó que la violencia se aprende en la familia cuando hay un padre violento y una madre sometida. «Ven un modelo de un hombre que se impone por la fuerza y una mujer sometida que no toma decisiones». Y en este sentido, señaló que las mujeres se someten por el temor, por la dependencia del violento y por el equívoco de hacerlo por sus hijos. «Sálvate tú y salva a tus hijos de la violencia», aconsejó a las mujeres que sufren esta situación.

La razón es que los hijos e hijas no son meros testigos de la violencia, son víctimas directas de ella. «Incluso son más víctimas que la mujer porque, a esas edades tempranas, no pueden entender por qué hay alguien que dice que es su padre y, sin embargo, atormenta sus vidas». Y aseguró que la violencia de género proviene de familias donde ya existía esa violencia, un padre que insultaba, desprestigiaba y humillaba.

Por ello, insistió en la importancia de que los niños y niñas no estén con padres maltratadores, porque «el maltrato durante la infancia impide el desarrollo integral de los y las menores, hasta el extremo de condicionar el futuro de sus vidas». Por ello cuestionó el concepto de «padre» en estos casos y recomendó a las mujeres buscar apoyos para salir de esa violencia.

Un gran ejemplo es el Centro de Atención y Recuperación Integral de Mujeres, Hijas e Hijos Víctimas de la Violencia de Género, creado por Ana María Pérez del Campo hace más de 30 años para ofrecer apoyo integral a través de un completo equipo de profesionales (psicólogas, trabajadoras sociales, abogadas, psicopedagogas, educadoras sociales…) para salir del maltrato y recuperar sus vidas.

Ana María Pérez del Campo destacó la importancia de la educación no solo en la familia sino también en la escuela «transmitiendo valores de igualdad» y trabajando con las personas jóvenes. «Estamos en un mundo que no es de iguales y hay que transmitírselo. La desigualdad subsiste, las mujeres son asesinadas y los niños también».

Asimismo, Ana María Pérez del Campo llamó a la responsabilidad de los jueces y demás operadores jurídicos a aplicar la razón frente a la violencia y animó a las mujeres a confiar en la Fiscalía de Violencia, que desarrolla una gran labor. Además, preguntada por cómo actuar frente al impago de las pensiones alimenticias (otra forma de maltrato), señaló que debe ser el propio Estado, a instancias de la Fiscalía de Violencia, el que reclame, embargue o sancione con la pena correspondiente a quien incumple esta obligación hacia sus hijos e hijas.

Para concluir, Ana María Pérez del Campo hizo un llamamiento a luchar contra la violencia de género y su transmisión «con la palabra, con los hechos y con el valor».

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Comunicación UNAF

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