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«Hay que respetar las diferentes manifestaciones de la sexualidad y proteger a las personas que son discriminadas o perseguidas»

Millones de personas en el mundo son discriminadas o perseguidas por su identidad de género u orientación sexual. Por ello, muchas de ellas ven en la migración la única salida para poder vivir su sexualidad con libertad y plenitud, o incluso para escapar de la cárcel, la tortura, la violencia o la muerte. Una realidad que la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF) quiso visibilizar el pasado 27 de octubre en la jornada ‘Culturas, género y sexualidades: Cruzando fronteras hacia la libertad sexual’, en la Casa de Vacas, en Madrid.

Ascensión Iglesias, presidenta de UNAF, recordó que, según la Organización Mundial de la Salud, «para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y cumplidos». Por ello, «debemos promover el respeto a las diferentes manifestaciones de la sexualidad, rompiendo los prejuicios y acabando con la discriminación hacia las personas lesbianas, gais, transexuales, bisexuales, intersexuales o de cualquier otra orientación sexual o identidad de género».

Delfina Mieville , consultora de Derechos Humanos y Género, Sexologia y terapia de pareja.
Delfina Mieville, sexóloga y consultora de Género

En este sentido, Delfina Mieville, sexóloga y consultora de Derechos Humanos y Género, explicó que la sexualidad tiene unas expectativas según cuerpo, cultura e historia y destacó la diversidad de identidades de género y orientaciones del deseo: «Las sexualidades son infinitas». Por ello, criticó la imposición de un único modelo sexual «con variantes permitidas» y advirtió de las jerarquías creadas por género, sexo, orientación sexual, prácticas sexuales y en las redes y apegos.

Paloma Favieres , responsable del Servicio Juridico de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR)
Paloma Favieres, responsable del Servicio Jurídico de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR)

Por su parte, Paloma Favieres, responsable del Servicio Jurídico de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), presentó el informe ‘El Camino hacia una vida digna,’ en el que se denuncia que «al menos 76 países mantienen leyes de criminalización y hostigamiento con motivo de su orientación sexual e identidad de género, incluidas las que castigan la homosexualidad con pena de muerte». Con la Ley del derecho de asilo y de la protección subsidiaria de 2009, se genera por primera vez una herramienta de protección. Sin embargo, explica Favieres, «está en función de las circunstancias imperantes en el país de origen, un concepto jurídico indeterminado que dificulta que una protección eficaz».

Por ello, además de las leyes, para garantizar el ejercicio pleno de los derechos de las personas LGTBI continúa siendo necesario el activismo. Danielle Nicole Mboume, migrante que tuvo que huir de Camerún por la persecución sufrida debido a su orientación sexual, creó la asociación Día Día como una red de solidaridad internacional «para ayudar a las personas que están intentando salir de sus países, conectándolas con otras personas en la diáspora e informándolas sobre sus derechos y los procedimientos a seguir»..

Mesa redonda : Activismo en defensa de la libertad y los derechos sexuales.
Mesa redonda : Activismo en defensa de la libertad y los derechos sexuales

Pablo Monerris, activista de Proyecto Nasij, explicó que con esta iniciativa se pretende, entre otros objetivos, «desarticular los prejuicios sobre la diversidad sexual y el Islam y fomentar el diálogo sobre la diversidad sexual y de género entre las personas musulmanas LGTBIQ+», a través de la visibilización, de estrategias de resistencia y de alianzas para una reivindicación inclusiva e interseccional.

También Leticia Rojas, coordinadora de Migrantes Transgresorxs, se refirió a esa interseccionalidad de identidad de género, orientación sexual, cultura, raza, etc. y denunció discriminaciones cotidianas como el racismo social e institucional, la transfobia o las barreras laborales y educativas. «Todos somos sujetos migrantes y reivindicamos una ciudadanía transnacional, nuevas identidades culturales, de género y sexuales, así como el orgullo como forma de protesta».

Por último, Luisa Antolín, técnica del programa de Promoción de la Salud Sexual en la Población Migrante de UNAF, explicó la labor de esta entidad en materia de sensibilización sobre la diversidad sexual y de género y concluyó: «Hay que deconstruir los prejuicios y las creencias que limitan o impiden la libre manifestación de nuestra sexualidad puesto que es un aspecto esencial en la vida de las personas. Y seguir trabajando en red para que este derecho fundamental se haga efectivo».

El programa de Promoción de la Salud Sexual en la Población Migrante de UNAF, en el que se ha enmarcado esta jornada, cuenta con el apoyo del Ministerio de Empleo y Seguridad Social a través del Fondo de Asilo, Migración e Integración.

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Comunicación UNAF

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