La comunicación positiva dentro de la familia es una competencia fundamental para un desarrollo psicosocial saludable de los hijos e hijas. Además, favorece la labor educativa y aumenta la cohesión de los distintos miembros de la familia.
Dada su importancia, y tras reflexionar sobre la comunicación y los distintos estilos educativos en nuestro último post, queremos compartir contigo algunas pautas y estrategias para favorecer la comunicación con tu hijo o hija. Y lo primero es preguntarse por los elementos que la favorecen o la dificultan.
¿Qué elementos facilitan la comunicación?
Podemos tener en cuenta varios factores que contribuyen a facilitar la comunicación positiva:
- Buscar el momento emocional adecuado de las personas para conversar y un buen lugar libre de interrupciones o de la presencia de personas ajenas a dicha comunicación.
“¡Qué día más bueno, mamá! Hoy me han felicitado en clase de matemáticas porque he mejorado mucho. Estoy super contento. Me he sentido súper bien.” “Yo también he tenido un buen día y me siento satisfecha. He conseguido acabar la tarea que tenía pendiente y voy a poder dedicarme a otra cosa”.
- Escucha activa por parte de los distintos miembros implicados en la comunicación. Esta técnica implica dar muestra a la otra persona de que nos está interesando lo que expone y que toda nuestra atención está puesta en captar el mensaje que trata de transmitir. Para ello, es importante utilizar el lenguaje no verbal y paraverbal para afianzar la comunicación. Mejor escuchar que hablar. ESCUCHA PARA ENTENDER Y NO PARA RESPONDER.
- Realizar preguntas abiertas con el objetivo de verificar informaciones, crear una buena atmósfera comunicativa, fomentar la motivación, incentivar a que la otra persona también pregunte y favorecer la toma de decisiones.
“¿Qué habéis hecho en la clase de Educación Física?” “¿Qué te gustaría que hiciéramos el próximo fin de semana?”
- Utilizar un lenguaje claro, descriptivo, coherente y adaptado a nivel madurativo del hijo o hija.
“Ayer quedamos en que durante la semana no ibas a jugar online y compruebo que no lo estás cumpliendo”
- Resumir lo entendido, es decir, reformular el mensaje con el objetivo de garantizar que se ha comprendido correctamente el mensaje que el emisor expresa.
“Qué interesante. Según lo que me has contado te refieres a….”
- Mostrar empatía con los interlocutores es un aspecto fundamental para fomentar una comunicación positiva. Tratar de comprender sus emociones, sentimientos y el porqué de sus conductas favorecerá la comprensión de la situación, el consenso y la cercanía y la cohesión familiar.
“Entiendo que estés disgustado con esa nota después de lo que te habías esforzado”
- Favorecer la expresión de emociones y sentimientos porque facilita la confianza en uno mismo, ofrece una información más completa y crea un vínculo más intenso entre las partes implicadas en la comunicación. Enséñale a comunicar sus emociones.
“Me siento mal, papá. Pensaba que podía confiar en tí y lo que ha ocurrido me hace sentir triste, desconfiada y frustrada”.
- Reforzar socialmente conductas positivas con el objetivo de que se generalice su desarrollo y se extiendan a otros contextos. Da importancia a lo que dice tu hijo/a.
“Me encanta hablar contigo”, “Me lo he pasado muy bien”, “¡Estupendo!”
¿Y cuáles la obstaculizan?
En las relaciones comunicativas entre los distintos miembros de la familia pueden ponerse en juego una serie de conductas que interfieren significativamente en el proceso comunicativo y ahondar en una interrelación conflictiva.
Algunos de los obstáculos más frecuentes:
- Buscar momentos emocionales inadecuados (enfado, ansiedad, tristeza, descontrol, frustración, etc.) y realizar la comunicación en lugares inapropiados.
- Contar con objetivos contradictorios en la comunicación tanto en lo verbal, no verbal y paraverbal.
- Realizar preguntas o afirmaciones de reproche, sarcasmo o imperativas (“deberías de”)
- Producir cortes e interrupciones en la comunicación.
- Utilizar generalizaciones del estilo “siempre, nunca, jamás”.
- Ofrecer consejos prematuros y no solicitados.
- Ignorar mensajes importantes del interlocutor.
- Síndrome del experto. Se muestra con un lenguaje exclusivista, especializado o no adaptado al receptor y como conocedor de la solución antes de conocer la situación.
- Uso de chantajes emocionales o encubrimientos. No culpabilices ni critiques ni juzgues.
¿Qué es una comunicación sana?
Es aquella en la que existe el conocimiento de uno mismo, se es coherente en el lenguaje verbal, no verbal y para-verbal, se efectúa una buena escucha (saber discernir los elementos esenciales del mensaje, saber ir más allá del puro lenguaje manifiesto pudiendo captar las intenciones implícitas del otro, dar muestras de interés por lo que nos trata de transmitir…), conocemos nuestros prejuicios y sabemos dejarlos a un lado y reforzamos al otro durante la conversación.
¿Cómo inicio una comunicación con mi hijo o mi hija?
Es frecuente que los progenitores señalen las dificultades que se encuentra a la hora de iniciar una conversación con un/a hijo/a. La siguiente frase ejemplifica una inquietud habitual:
“No puedo comunicarme con mi hijo. Lo máximo que consigo es un sí o un no a las preguntas que le hago. ¡Es desesperante! Creo que ya no va a volver a contarme nunca nada”
Hay que tener presente que, especialmente en la adolescencia, algunos/as jóvenes muestran dificultades en la comunicación con los progenitores y toma más peso el papel del grupo de iguales para mantener conversaciones, resolver dudas o compartir confidencias.
Debemos, sin embargo, persistir con una actitud paciente en el intento de comunicación, aunque a veces pueda existir frustración porque lo máximo que se consigue es una respuesta monosílaba. Es importante, en cualquier caso, que hijos e hijas sientan que estamos presentes y con una actitud positiva y activa para cuando deseen comunicarse. Recordemos que la educación es un proceso que requiere un trabajo permanente.
Conviene iniciar el diálogo reforzando algún comportamiento o actitud mostrado recientemente, así como disculparse en caso de no haber favorecido una comunicación positiva hasta entonces y no haberle dedicado el suficiente tiempo y energías precisas.
¿Cómo puedo favorecer la comunicación con mi hijo o hija?
“Desde hace unos meses ya no puedo mantener una buena comunicación con mi hija. Si le pregunto por sus cosas la respuesta es muy agresiva y no logro saber quiénes son sus nuevos amigos ni qué hacen durante su tiempo libre. ¿Cómo podría cambiar esta situación?”
Conviene que los progenitores favorezcan la comunicación con sus hijos e hijas a nivel cotidiano, en el día a día.
Algunas orientaciones significativas serían:
- Mostrarse accesibles, con conversaciones cercanas, claras y con un matiz positivo.
- Dar la posibilidad de hablar sobre distintos temas, sin censura.
- A veces los/as hijos/as sólo desean que se les escuche sin esperar que en cada cuestión que nos transmiten se les haga algún tipo de comentario.
- Utilizar un lenguaje acorde al nivel de maduración.
- Ofrecer información completa tanto de lo positivo como de lo negativo.
- Emplear un estilo de comunicación asertivo caracterizado por ser capaces de dar sus opiniones, pero respetando en todo momento las posibles discrepancias de hijos/as.
- Es importante que los padres y las madres no confundan comunicación con la pretensión de obtener información ya que es probable que los hijos e hijas detecten dicho objetivo y esto pueda desencadenar en un conflicto.
- Ser perseverantes en la intención comunicativa, aunque haya momentos o etapas donde los hijos e hijas no participan activamente en ella. Tener puentes abiertos siempre será un factor protector positivo. Si estamos disponibles cuando lo necesiten sabrán solicitarnos la ayuda precisa.
- Favorezca espacios conversacionales que permitan buscar alternativas de solución ante los conflictos con respeto, tolerancia y confianza en la toma de decisiones.
CERCANÍA, EMPATÍA, ESCUCHA ACTIVA, PERSEVERACIÓN, AUTOCONTROL, REFUERZO Y ACTITUD POSITIVA SON ALGUNAS ESTRATEGIAS CLAVES PARA FOMENTAR LA COMUNICACIÓN CON HIJOS E HIJAS.
Susana Piedra, psicóloga y técnica de Sensibilización en Mediación Intergeneracional y Escolar de UNAF