La diferencia de edad entre los miembros de una familia puede dar lugar a conflictos de diversa índole. Por ello, UNAF defiende el uso de la mediación familiar para gestionar este tipo de situaciones.
La adolescencia es una de las etapas de la vida donde la brecha de edad produce más conflictos en el interior de las familias, ya que las funciones y roles cambian para adaptarse al crecimiento de los hijos y las hijas, que se distancian de la vida familiar.
En este contexto, la UNAF aconseja adecuar las normas del hogar a la capacidad y autonomía de los y las adolescentes, así como gestionar los límites desde la negociación y el diálogo. Se trata de abordar el dilema autonomía-control y de ampliar paulatinamente libertades a cambio de responsabilidades.
Esta fase supone un reto para todas las familias, sean éstas de la forma que sean, y una auténtica reconversión doméstica en la que la mediación puede facilitar a madres y padres el fomento del diálogo con adolescentes, la escucha no reactiva y la empatía, permitiendo a miembros de distintas generaciones resolver conflictos de relación de un modo positivo y eficaz.
Gregorio Gullón, responsable del Servicio de Mediación entre padres, madres, hijos e hijas adolescentes de UNAF, explica cómo “a menudo adolescentes, padres y madres malinterpretan las reacciones, las interacciones y las emociones de la otra parte. Por eso, traducir los significados de las cosas ayuda a tener visiones más benévolas unos de otros”.
En el servicio de UNAF dirigido a familias con hijas e hijos de 12 a 19 años “tratamos de ampliar la comprensión de los progenitores sobre los cambios propios del ciclo vital, ayudamos al adolescente a tomar responsabilidad sobre sus propias acciones, cambiamos la mirada de déficit sobre el adolescente por una mirada de capacidad y fomentamos el diálogo y la resolución conjunta de problemas como forma de abordar las diferencias”, declara Gullón.
La mediación con personas mayores también es necesaria
Otra etapa de conflictividad en las relaciones intergeneracionales es la vejez. En muchas ocasiones, hijos e hijas adultas sufren un sentimiento de culpabilidad al tener que tomar decisiones sobre sus padres o madres dependientes.
Además, la inversión de roles da lugar a rivalidades o conflictos entre hermanos y hermanas, algo que podría abordarse también a través de la mediación familiar para fomentar la fraternidad y la sororidad.
Para UNAF, la mediación con personas mayores es cada vez más necesaria debido al progresivo envejecimiento de la población española y al incremento de las situaciones de dependencia. La toma de decisiones es problemática por la influencia de factores como la salud de la persona mayor o los conflictos de interés ligados a la economía familiar. “La mediación ayuda a las familias en esta fase de transición”.
Más apoyo público para la mediación familiar
Por todo ello, UNAF solicita más apoyo y financiación por parte de las Administraciones Públicas a la mediación familiar, invirtiendo en esta vía de resolución de conflictos y dándola a conocer como recurso eficaz al servicio de la ciudadanía.