Hoy en día, es habitual oír hablar del término ‘empatía’. Ponerse en el lugar del otro; no hacer a los demás lo que no te gusta que te hagan a ti; tratar a los demás como nos gusta que nos traten a nosotros y nosotras… Todos hemos oído hablar de empatía, pero ¿sabemos realmente lo que implica y cómo afecta a la convivencia?
Muchos de los conflictos que surgen en la infancia y adolescencia tienen su origen en la falta de empatía. Educar a niños y niñas desde que son pequeños y pequeñas en el valor de la empatía y fomentar el desarrollo de habilidades sociales, les ayudará a que todas las experiencias que adquieran determinarán su capacidad para enfrentarse a las diferentes situaciones de su vida futura.
A través de vínculos emocionales, que en la familia se van construyendo y transmitiendo día a día, se va desarrollando la capacidad de la empatía. Si los padres y madres son empáticos con sus hijos e hijas, éstos y éstas serán empáticos con los demás.
La empatía implica comprender mejor a los demás y aprender a distinguir cómo se sienten, de ahí la importancia de nombrar las emociones. Si un niño o niña, o una persona adolescente puede identificar y nombrar sus propias emociones, será capaz de distinguir en los demás cómo se encuentran y, de esta manera, actuar en consecuencia. Cuando son pequeños y pequeñas esto les cuesta, por lo que hacer mucho hincapié en que las identifiquen y sean capaces de poner nombre a esas emociones y sentimientos, les será de gran ayuda en el futuro.
Si, por ejemplo, la pequeña o pequeño muestra ira o frustración, es conveniente acercarse y decirle “¿Estás enfadado/a? Cuéntame qué te ha pasado”. De esta manera, aprenderán que cuando se sienten así, expresarlo y hablarlo les ayudará a superarlo.
Asimismo, es importante trabajar la empatía como base para resolver los conflictos de una forma adecuada. Conseguir entender la postura de los demás, dialogar y encontrar una solución que satisfaga a todos los implicados en el conflicto. Ayuda a controlar comportamientos, enseña estrategias y refuerza la autoestima. Esta visión personal que uno/a tiene de sí mismo/a y que está determinada tanto por aspectos personales como por los familiares y sociales, ayudará al reconocimiento de las propias emociones y sentimientos.
La empatía es, por tanto, la base fundamental en la resolución de conflictos. Ayuda a fomentar la autonomía y da una visión más positiva del conflicto, como un problema que puede ser resulto.
Sandra Cabrera, Técnica de Programa Servicio de Sensibilización en Mediación a familias y atención, formación e intervención Psicosocial con hijos e hijas en Educación Primaria y Secundaria Obligatoria de UNAF