Una de las características diferenciadoras de la mediación con familias con hijos/as adolescentes es que ésta va a ser generadora de resiliencia en el sistema familiar.
¿A qué nos referimos con este concepto? Podríamos definir la resiliencia en general como la “capacidad de recuperarse, de sobreponerse y adaptarse con éxito frente a la adversidad y de desarrollar competencia social y personal, pese a estar expuesto a acontecimientos adversos, al estrés grave o simplemente a las tensiones inherentes al día a día”.
Pero en el caso de las familias, el fenómeno individual se expande y podemos hablar del desarrollo de “Familias Resilientes”, que añaden a la “capacidad de superar”, la “Resistencia a la Destrucción” y la “Capacidad de Construir”, construir algo nuevo incluso en situaciones muy adversas.
A continuación vamos a ver por qué la Mediación es generadora de resiliencia en el sistema familiar:
– La Mediación transforma el conflicto. Facilita que se entienda de manera más útil y ajustado, aportando una nueva forma de resolverlo y de hacer frente al stress.
– Lleva al “Reconocimiento del Otro”, favoreciendo la empatía, el “ponerse en el lugar del otro”.
– Lo anterior lleva a que los progenitores puedan conectar con las necesidades de sus hijos e hijas, con su singularidad, alejándose de modelos educativos heredados. En definitiva, facilita que revisen sus principios educativos y pongan en marcha aquellos más ajustados a la situación y a la edad de sus hijos e hijas.
– Mejora la Comprensión Intergeneracional.
– La mediación favorece la “Percepción de Autoeficacia” en los miembros de la familia, al buscar ellos mismos las soluciones. Les ayuda a responsabilizarse de lo que les pasa y en su solución, sin focalizar en agentes externos y, por lo tanto, fuera de su control.
– Recupera la comunicación. Se pasa de un “reproche infinito compartido” a la “definición compartida del problema”.
– Recupera las relaciones familiares. El/la adolescente necesita la presencia y el apoyo incondicional de la persona adulta, necesita que lo entiendan, le acepten y le den seguridad.
– Aporta una visión normalizadora del conflicto. Sabemos que cierto grado de conflicto es necesario para llevar a cabo con éxito el proceso de diferenciación del adolescente y la Mediación “despatologiza” el mismo.
Centrándonos en el/la adolescente, la mediación:
– Incrementa su crecimiento personal y le empodera, al hacerle protagonista de sus decisiones.
– Favorece su Autodominio y Autorregulación.
– Incrementa su Madurez y su capacidad personal para afrontar dificultades.
Por lo tanto, si deseas tener una familia resiliente, estas son algunas de las habilidades y valores que necesitas desarrollar. La mediación te puede ayudar.
Autor: Gregorio Gullón, Responsable del Servicio de Mediación Familiar para Padres e Hijos Adolescentes de UNAF