Estamos en septiembre y eso implica que empieza un nuevo curso escolar. Esta nueva etapa, esta vuelta al cole debe ser un motivo de ilusión y de entusiasmo para alumnado, familias y docentes. Es un momento de reencuentros, de hacer nuevas amistades, de cambios de etapa, de enfrentarse a nuevos retos, de consolidar los del curso pasado o una oportunidad para volver a empezar. Pero también la vuelta al cole puede ser una fuente de conflicto y toda esta ilusión con la que empiezan se vaya apagando, tornándose en una convivencia empañada por desilusiones, malos rollos, discusiones y malentendidos.
Es importante no olvidar que los/as niños, niñas y adolescentes van al colegio a aprender y a estudiar, pero también van a ser felices y a disfrutar. A disfrutar de la compañía, de sentirse integrados/as, de participar de cada una de las actividades y momentos con sus compañeros y compañeras, sin miedo a sentirse desplazados/as, poco queridos/as o en definitiva sentirse solos y solas aun estando rodeados/as de tanta gente.
El conflicto forma parte de la convivencia, y como tal hay que hacerle frente, afrontándolo y buscando la mejor solución para resolverlo. Es importante trabajar la prevención. Generar un buen ambiente puede ayudarles a evitar un conflicto. Fomentar el diálogo, la escucha activa y la empatía a través de una educación en valores ayudará a los docentes a favorecer el desarrollo de habilidades y competencias sociales entre su alumnado.
Fomentar el diálogo y una comunicación asertiva. Es tan importante la comunicación verbal como la no verbal ya que ambas pueden marcar el ambiente del aula. Cuando se desencadena un conflicto el estilo de comunicación empleado si es asertivo basado en el diálogo, el respeto y la empatía, favorecerá una búsqueda de soluciones y una mayor posibilidad de resolución del problema.
Ayudar a los/as alumnos y alumnas a generar soluciones constructivas al conflicto. Trabajar con el alumnado, desde edades muy tempranas, en cómo ser capaces de generar soluciones al problema. Analizar cuáles son las necesidades e intereses de cada una de las partes generando un clima de negociación. De esta manera conseguirán que el conflicto se solucione, no de manera temporal sino a largo plazo ya que se han tenido en cuenta las necesidades de cada una de las partes implicadas y se han involucrado en su gestión y posterior resolución.
Puede ocurrir que las partes implicadas en el problema no son, por sí mismas, capaces de resolverlo y necesitan la ayuda de un/a compañero/a o del propio docente. Confiar en la mediación como recurso para ayudar a gestionar y buscar soluciones puede ser el punto de inflexión para conseguir que ese conflicto se resuelva. Es importante concienciar al alumnado de la importancia que tiene su manera de actuar y de cómo, gracias a su colaboración, pueden ayudar a conseguir que ese problema pueda, si no resolverse, sí minimizarse.
Como decía Robert Louis Stevenson “No juzgues cada día por lo que cosechas, sino por las semillas que plantas”.
Empieza un nuevo curso…. hagamos entre todos y todas una experiencia que haga que merezca la pena vivirlo y disfrutarlo.
Sandra Cabrera Martínez, psicopedagoga y mediadora, responsable del Servicio de Sensibilización en Mediación a familias y atención, formación e intervención Psicosocial con hijos e hijas en Educación Primaria y Secundaria